Consideramos obstrucciones mentales todo tipo de actividad mental que nos impide mantener la atención en el aquí y el ahora, con la respiración: distracciones, agitación, sueño, negatividades, dudas, deseos imperiosos, miedos, pensamiento especulativo excesivo,…
Todas nuestras acciones (kamma) – ya sean actos, palabras o pensamientos – dejan una huella, un pequeño depósito que actúa como fuerza activa y condicionante (sankhara), en función de la intención consciente o inconsciente, que nos condujo a realizarlas. Los actos no intencionados son irrelevantes, bajo este concepto, y las intenciones se dividen en positivas y negativas. En una primera fase indispensable, transformamos nuestras intenciones negativas en positivas, sin perder de vista que finalmente debemos acceder a la no intencionalidad de nuestras acciones (actos, palabras o pensamientos), es decir más allá de la intención positiva o negativa.
La acumulación en la mente de estos sankhara va creando y reforzando nuestras tendencias y hábitos. Cada vez que se manifiestan, se refuerzan si nuestra actitud no es la adecuada. Los sankhara se acumulan en “contenedores” llamados anusaya, divididos en siete categorías (deseo sensual, rencor, opiniones especulativas, dudas, vanidad, deseo de existir e ignorancia). Son la fuente de la que brotan los tres tipos de obstrucciones mentales: asava, kilesa y nivarana. A medida que desaparecen, se desarrolla la concentración.
Los asava son las irrupciones o los desbordamientos de estos “contenedores”, que ocurren por sí solos cuando están demasiado llenos.
Los kilesa (impurezas, pasiones) se manifiestan tras un “contacto” (phassa), es decir cuando la atención es capturada por un objeto sensorial o mental (idea, emoción,…).
Existen tres tipos de kilesa:
– avidez, deseo (lobha)
-odio, ira, negatividad, rechazo (dosa)
-ilusiones, ensoñaciones, confusión, miedos, envidias, dudas, esperanzas vanas, preocupaciones (moha)
Los kilesa son comparados a los tigres porque no son muy frecuentes, pero sí muy intensos, incluso violentos. Una vez atrapada, la mente no se libera fácilmente de ellos.
Los nivarana sin embargo, son comparados a los mosquitos porque son más frecuentes y menos intensos, pero molestos. Estos obstáculos o impedimentos se manifiestan sin necesidad de “contacto” y se dividen en cinco grupos:
– deseo sensual (kamachandha)
– aversión, negatividad, mal humor (vyapada)
– languidez, somnolencia, falta de energía (thina – middha)
– agitación, inquietud, exceso de energía (uddhacca – kukkucca)
– duda (vicikiccha)
¿Cómo liberarse de todas estas impurezas u obstrucciones mentales? Simplemente observándolas, tomando conciencia de cómo aparecen en la mente, permanecen por un tiempo y desaparecen. No intentamos reprimirlas, ni luchar con ellas. Las contemplamos dejando que se liberen, sin permitir que alteren nuestra meditación que sigue con su objeto. Las reconocemos etiquetándolas, sin identificarnos con ellas. Podemos repetir mentalmente: ” no eres yo”, ” no eres mía”. Con paciencia, manteniendo la ecuanimidad ( uppekkha ) hacia ellas , no creamos nuevos sankharas y permitimos que los acumulados anteriormente en nuestra vida , fluyan , se liberen y nos abandonen . Pero es fundamental aceptar su presencia.
Si al cabo de un tiempo vemos que realmente nos impide mantener la atención en la respiración, podemos tomar esta obstrucción como objeto de meditación, buscar su centro ( en el caso de un dolor o de una tensión ) o su origen y contemplar como se va diluyendo poco a poco . Para ello podemos utilizar la respiración, llevando la inspiración fresca a la obstrucción y expulsando con cada expiración parte de su negatividad.
El concepto de Sankhara cubre un amplio espectro de significados:
– es a la vez lo que condiciona, lo condicionado y la acción de condicionar
– es el cuarto agregado (khandha) de los cinco que constituyen la vida humana y que comprende todas las formaciones mentales: ideas, pensamientos, emociones. . .
– es el segundo eslabón de la cadena de la Ley del Origen Condicionado
– engloba todos los fenómenos condicionados, es decir que todo en el universo es sankhara, salvo el nibbana.
Y las últimas palabras del Buda antes de morir fueron: “Os advierto monjes, todo lo condicionado (sankhara) se desintegra. Debéis estar siempre cuidadosamente atentos”.
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